El jueves durante el Consejo de Seguridad de la ONU las delegaciones de Estados Unidos y Europa condenaron el comportamiento de Bielorrusia en la crisis fronteriza con Polonia.
Varsovia dijo que el gobierno de Alexander Lukashenko condujo a unos 2,000 migrantes, principalmente kurdos de Medio Oriente, a Bielorrusia con el fin de enviarlos por el paso fronterizo en venganza por las sanciones impuestas a ese país.
Estas personas ahora viven en un campamento en la frontera con temperaturas muy bajas. Polonia, parte de la UE, se niega a permitirles la entrada.
Después de una reunión de emergencia, las delegaciones occidentales en el Consejo de Seguridad emitieron una declaración condenando «la instrumentalización orquestada de seres humanos cuyas vidas y bienestar han sido puestos en peligro con fines políticos por Bielorrusia».