«Los socios humanitarios han suspendido sus actividades en la zona debido a la continua amenaza de ataques con drones», mencionó a la AFP la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).
De acuerdo con información preliminar de la OCHA, el ataque, llevado a cabo alrededor de la medianoche del viernes en la ciudad de Dedebit, «causó docenas de víctimas civiles, incluyendo muertos». Los rebeldes de Tigray culparon el sábado al gobierno de llevar a cabo un mortal ataque con drones en el que, según ellos, perecieron 56 personas. Sin embargo fue imposible verificar de forma independiente las afirmaciones ya que el acceso a Tigray está muy restringido y las comunicaciones están cortadas en la región. De acuerdo con la OCHA, la falta de suministros esenciales, en particular de equipos médicos y combustible, «está perturbando gravemente la respuesta a los heridos y ha conducido al casi colapso del sistema sanitario en Tigray”.
«La intensificación de los ataques aéreos es alarmante, y recordamos una vez más a todas las partes del conflicto que deben respetar sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario», agregó la agencia de la ONU. El ataque se produjo mientras el gobierno etíope anunciaba una amnistía para varios altos cargos del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) y otros líderes de la oposición, en un intento de promover la «reconciliación nacional».
El TPLF se levantó en armas después de que el primer ministro, Abiy Ahmed, enviara al ejército federal a Tigray en noviembre de 2020 para destituir a las autoridades regionales (pertenecientes al TPLF), que cuestionaban su autoridad y a las que el Jefe de Estado acusaba de haber atentado contra bases militares.