Estados Unidos exigirá que miles de agentes fronterizos lleven cámaras corporales, medida que podría aumentar el control sobre los oficiales y también ayudar a captar la actividad criminal.

Las cámaras se colocarán en Texas, Nuevo México, Arizona, California, Vermont y en la zona del valle del Río Grande en otoño y en invierno. La colocación de los dispositivos podría ofrecer una nueva visión de la vigilancia policial en la frontera sur del país, donde las detenciones de inmigrantes han superado los récords de 20 años en los últimos meses.

Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), estas cámaras podrían reducir el uso de la fuerza física en las fronteras. El presidente de la entidad, Brandon Judd, afirmó que los agentes deben tener acceso a los videos, incluso cuando un miembro es acusado de cometer una infracción. «No hay forma de borrar las grabaciones, no hay forma de manipularlas, así que no hay razón para no proporcionar a los agentes el acceso a las grabaciones», resaltó el directivo.

La CBP puso en marcha un programa piloto de cámaras corporales en 2015, pero optó por no desplegarlas porque entre las desventajas se destacaban el precio alto y cuestiones éticas referentes a la privacidad. No obstante, las cámaras corporales se han vuelto cada vez un elemento más común en los cuerpos policiacos. El Departamento de Justicia de EE.UU. reportó en junio que sus agentes estarían obligados a llevar este tipo de dispositivos durante su trabajo.