La obligatoriedad en Bolivia de portar un carné de vacuna contra el COVID-19 a partir de este año disparó la demanda de inmunizantes y colapsó los centros de salud, por lo que el gobierno decidió suspender temporalmente el uso del documento desde este jueves.
Centros de salud en todo el país mostraban, desde que entró en vigencia la solicitud de la cédula de vacunación el 1 de enero hasta el miércoles, enormes aglomeraciones de personas.
La alcaldía de La Paz informó este jueves en un comunicado que «aumentó en 10 veces la solicitud de vacunación en tres hospitales municipales en una semana».
«Vino una avalancha de gente que colapsó el sistema de vacunación», afirmó Aníbal Cruz, secretario municipal de Salud de la ciudad de Cochabamba.
Explicó que desde principios de mes se inmunizaban en Cochabamba, la cuarta más poblada del país, a 10.000 personas por día, prometiendo alentadoras metas.