• La titular del LECRIMA comparte recomendaciones sobre la correcta manipulación, cocción y almacenamiento del ave, a fin de garantizar alimentos inocuos en los hogares.

El Laboratorio para la Evaluación y Control de Microbianos en Alimentos (LECRIMA) de la Facultad de Química de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) impulsa la cultura de la inocuidad alimentaria como un elemento clave en la salud pública. Este concepto se refiere a la garantía de que los productos que ingerimos estén libres de agentes biológicos, químicos o físicos que puedan dañar al consumidor.

La coordinadora del LECRIMA, Dra. Montserrat Hernández Iturriaga, destacó que la inocuidad debe vigilarse desde la producción hasta la preparación del alimento en el hogar. En artículos como el pollo es esencial seguir prácticas adecuadas que eviten la contaminación cruzada y la proliferación de microorganismos dañinos, por ejemplo, Salmonella enterica o Campylobacter jejuni, asociados a trastornos gastrointestinales.

Entre las sugerencias principales, la especialista enfatizó que la carne cruda no se lava, pues esta acción puede dispersar bacterias a utensilios y superficies de la cocina. En su lugar, se sugiere colocar directamente el pollo en el recipiente donde será cocinado, empleando siempre herramientas exclusivas destinados a su gestión antes y después de guisarlo.

Asimismo, subrayó la importancia de cocinar completamente el alimento, asegurando que el centro geométrico alcance al menos 74°C, temperatura que destruye a los microorganismos de interés que pueden causar infecciones. Además, a fin de evitar la contaminación cruzada en la cocina, recomendó separar los utensilios usados para la preparación de los alimentos crudos de los que se emplean para cortar o picar otros, como frutas o verduras que generalmente se consumen sin la aplicación de algún tratamiento térmico.

Respecto a la conservación, la Dra. Hernández Iturriaga explicó que la congelación es una práctica adecuada, pues impide la multiplicación bacteriana en los alimentos. No obstante, advirtió que los procesos repetidos de descongelar y volver a congelar podrían afectar la calidad del producto. Para un almacenamiento seguro antes de la preparación sugirió mantener la carne en recipientes o bolsas selladas, colocándolos en la parte baja del refrigerador a fin de prevenir escurrimientos que pueden contaminar otros alimentos.

Finalmente, la académica exhortó a la ciudadanía a informarse en fuentes oficiales como la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris); el Servicio Nacional de Sanidad, Calidad e Inocuidad Agroalimentaria (Senasica); y el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Con ello, aseguró, se combate la desinformación y se fortalecen hábitos que previenen los padecimientos transmitidos por alimentos entre la población mexicana.