En los últimos años, la producción lícita de goma de opio para fines médicos y científicos ha sido de aproximadamente 800 toneladas anuales, dio a conocer Isaac Morales Tenorio, director general adjunto para la seguridad multidimensional para la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

En contraste, algunos cálculos señalan que la producción ilícita de opio asciende a seis mil toneladas al año. Se estima que Afganistán produce cerca del 70 por ciento, seguido de Myanmar y México.

En mesa de análisis Regulación de amapola para usos medicinales y científicos: experiencias internacionales, en foro organizado por el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República, destacó que sí hay un mercado internacional de la amapola, opio y todos sus derivados.

Sin embargo, dicho mercado está por la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, de la que México es parte, y es regulado por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), en cuyo mandato está salvaguardar la naturaleza de la convención de la ONU y controlar el mercado internacional para fines médicos y científicos.

Morales Tenorio subrayó que la Convención de las Naciones Unidas no impide de manera explícita que los países produzcan opio de manera lícita para sus propias necesidades, siempre y cuando se hagan los reportes puntuales al JIFE, mediante el sistema de revisiones anuales.

El especialista en áreas de trabajo en temas multilaterales como: drogas, delincuencia organizada, seguridad ciudadana, corrupción y salud global, expuso que la amapola es la planta necesaria para producir opio, sustancia que a su vez se utiliza para producir morfina y sirve como precursor de la heroína.

Por lo que advirtió toda una cadena desde la siembra hasta la obtención de la heroína que genera un mercado ilícito y dinámicas al interior del país y nivel internacional.