Alrededor de 600 millones de aves mueren cada año en Estados Unidos después de impactar en edificios altos, y las ciudades de Chicago, Houston y Dallas son especialmente mortales, según una investigación del Laboratorio de Ornitología de Cornell.

Atraídos por la luz artificial de los edificios de gran altura, las aves pueden desorientarse y estrellarse contra las paredes –muchas de las cuales están hechas de vidrio– y sufrir lesiones y, a menudo, la muerte.

El problema es particularmente grave durante las temporadas migratorias en primavera y otoño, cuando miles de millones de aves pasan por el centro de Estados Unidos en su camino entre Canadá y América Latina, según el laboratorio de ornitología, que acaba de publicar una lista de las ciudades más peligrosas para las aves migratorias. Se estima que más de 500 millones de aves mueren de esta forma cada año en Estados Unidos.