Luego de que Nueva York se declarara en emergencia de salud pública por el resurgimiento del brote de sarampión, se detectó que el primer paciente fue un niño de la comunidad judía de Brooklyn, quien se contagió tras viajar a Israel sin estar vacunado.

Los primeras personas infectadas aparecieron en los barrios de Brough Park y Williamsburg, donde se niega esta población religiosa a vacunarse porque el medicamento contienen el ADN de otros animales y su consumo está prohibido en la ley judía Kosher.