La imposición del arancel de 17.5 por ciento al jitomate mexicano por parte de Estados Unidos generará un daño económico a pequeños y medianos productores de jitomate en los próximos días. Habrá baja en el precio de este alimento y saturación del mismo en el mercado, señaló el secretario técnico del Congreso Agrario Permanente (CAP), Raúl Pérez Bedolla.

Por ello llamó al gobierno federal, específicamente a las secretarías de Relaciones Exteriores, Economía y Agricultura a fijar una postura formal en torno a esta problemática, que calificó de “terrorismo comercial”.

En entrevista dio a conocer que tomateros de Sinaloa y el CAP analizan emprender medidas legales en apoyo de los horticultores y demandan al gobierno que interponga una denuncia ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Sostuvo que la crisis del tomate le pegará también a Estados Unidos, pues serán los consumidores estadunidenses los que tendrán que pagar un sobreprecio, ya que se prevé un aumento del mismo porcentaje que se aplica en arancel.

Pérez Bedolla lamentó que desde la negociación del Tratado de Libre Comercio con México, Estados Unidos y Canadá para que se convirtiera en T-MEC haya existido “indolencia por parte de las autoridades federales a cargo del entonces presidente Enrique Peña Nieto y hayan concretado solamente “un tratado a la gringa con lineamientos impuestos por Donald Trump”.

Dijo que la reciente imposición de arancel del 17.5 por ciento al tomate es uno más de los daños a los productores nacionales como es el caso de caña de azúcar donde la autoridad permite una mayor introducción de alta fructosa la cual en los últimos tres ciclos agrícolas concluidos, las importaciones mexicanas de este edulcorante registraron una media de 990 mil toneladas anuales.

Bajo el Acuerdo de Suspensión México tiene un tope de un millón 150 mil toneladas para exportar, sin embargo para la importación de fructuosa no lo hay.

Esa situación ha sido generada también por los precios internos del azúcar mexicana (838 dólares por tonelada), cuando se exporta a Estados Unidos (540 dólares por tonelada) y si exporta al mercado mundial es de (272 dólares por tonelada), entonces por lógica nadie quiere exportar al mercado mundial, todos quieren exportar al mercado norteamericano.

Lo mismo sucede, por decisión unilateral de Trump, con el acero resultado de su pelea con China.

Entonces las secretarías de Economía, Relaciones Exteriores y Agricultura, deben considerar que el tomate así como el aguacate son clave importante para la economía agrícola y por tanto es preocupante el impacto que medidas de esta naturaleza generan entre los productores y el mercado pues si bien los grandes empresarios podrán aguantar dicha embestida, no sucederá lo mismo con los pequeños y medianos horticultores pues carecen de refrigeradores para conservar este producto perenne.

Dijo que no se puede dejar de lado que el tomate es un producto perecedero por lo que para el productor es importante colocar la cosecha a corto plazo o de lo contrario se pierde su valor y le da entrada a “coyotes”, afectado la cadena de valor.

Por tal motivo los efectos inmediatos de la falta de acceso del tomate al mercado internacional será la saturación de producto en las centrales de abasto y mercados públicos con una baja en el precio por kilogramo, pero también con una pérdida económica para el pequeño y mediano productor.

Ante tantos errores de origen en la negociación del capítulo agropecuario del T-MEC en el que no se ofrece ninguna seguridad a los productores mexicanos, es urgente que el gobierno defina una política internacional en la materia y fije una postura formal a través del Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon ante la más reciente imposición arancelaria de Donald Trump.

Señaló que la Secretaría de Economía por ser la instancia negociadora del T-MEC y la Secretaría de Agricultura, por estar involucrada en este tratado comercial están obligadas, a través de sus titulares a replantear el capítulo agropecuario pues de no hacerlo “carece de sentido pretender firmar un acuerdo si el presidente Donald Trump hará lo que le peque la gana y violará el T-MEC cada vez que quiera”.

Lo anterior es el resultado de que “México en dicho acuerdo no le puso dientes al tratado que garanticen una imparcialidad y solo se preocupó por presentar un marco referencial de buenas intenciones cuando, cabe, ante estas imposiciones una denuncia formal ante la Organización Mundial de Comercio, y ello sin recordar que hay otras instancias internacionales vinculadas a este tratado”.

Con información de La Jornada.