El Real Madrid, bajo el espíritu competitivo con el que se manejó durante toda su exitosa carrera su técnico, Raúl González, se coronó y se adjudicó por primera vez la Liga de Campeones Juvenil al imponerse al Benfica 3-2 en Nyon.

El exdelantero blanco, técnico del Castilla, tuvo que hacerse cargo del cuadro juvenil para este torneo ante la marcha al Panathinaikos de Dani Poyatos. Lo hizo de maravilla al lograr que el cuadro blanco, que se estrenaba en una final continental, alzara por fin el trofeo Lennart Johannson en honor al expresidente de la UEFA.

Lo hizo ante una de sus bestias negras en Europa, que le había derrotado en dos semifinales y que en la presente edición había sido dominador ante todos sus rivales, incluido el Liverpool en octavos y que también marcó más de tres tantos ante Dinamo de Zagreb y Ajax.

Ni siquiera el mayor desgaste acumulado estos días por el conjunto de Raúl -disputó un partido más al no poder celebrar su encuentro ante la Juventus antes de la pandemia-, ni la baja de su ‘9’ titular e indiscutible, Juanmi Latasa, impidieron al Madrid proclamarse campeón.

Lo hizo, como en las victorias sobre la Juventus, el Inter y el Salzburgo, gracias a esa competitividad y solidaridad en el trabajo defensivo. Pasaron de tenerlo bastante encarrilado a saber sufrir de forma agónica para mantener el triunfo.

Vía: ESPN