El miércoles, miles de canadienses escapaban de los violentos incendios en el oeste del país, los cuales comenzaron a producirse antes de lo usual, a la vez que cientos de soldados adicionales serán movilizados para sofocarlos.

La provincia declaró el lunes estado de emergencia ante el avance de los incendios forestales. Más de 5 millares de personas han sido objeto de evacuaciones y más de 32,000 se encuentran bajo alerta de evacuación.

Otras localidades aledañas se preparan para lo peor ya que las condiciones meteorológicas, con fuertes vientos y una ola de calor, no darán respiro a los más de 3,000 bomberos desplegados.

«Viví en Ashcroft durante casi 25 años y nunca vi algo así. La parte más aterradora es que estamos a mediados de julio. Todavía queda mucho tiempo antes del final de la temporada y no esperamos lluvia», lamentó la alcaldesa Barbara Roden, cuyo municipio, ha estado en alerta máxima desde el 14 de julio.