Raisi fue electo con el objetivo de levantar una economía mermada por las sanciones estadounidenses y la pandemia, y de relanzar las negociaciones para salvar el acuerdo internacional sobre su programa nuclear.

El ganador de la elección presidencial de junio marcada por una abstención récord y la descalificación de numerosos rivales, hereda un gobierno que cerró en 2015 un acuerdo nuclear entre Irán y las grandes potencias tras años de tensión.

«Nosotros buscaremos por supuesto la eliminación de las sanciones crueles pero no condicionaremos la economía y las necesidades de la población a la voluntad de los extranjeros», destacó el nuevo presidente en un discurso emitido por la televisión local tras la ceremonia de investidura.

Las negociaciones con Occidente para rescatar el acuerdo nuclear de 2015 tratan de lograr que Estados Unidos regrese al pacto nuclear y levante sus sanciones contra Teherán y que la República Islámica vuelva a cumplir con sus compromisos.

La presidencia de Raisi consolidará el dominio de la facción conservadora tras su victoria en las elecciones legislativas en 2020. «Tengo mucha esperanza para el futuro del país», mencionó Raisi en un comunicado. «Es posible y realizable superar las adversidades y los límites actuales» apoyándose «en el pueblo iraní», finalizó.