El operador de la central nuclear accidentada de Fukushima Daiichi informó que el agua almacenada en dicha planta será vertida al océano mediante un túnel submarino.

De esta manera se aclara la forma en que Japón planea depositar más de un millón de toneladas de agua contaminada con residuos radiactivos acumulada desde que ocurrió el terremoto y posterior tsunami de 2011.

El agua será bombeada a través de una tubería submarina de 2,5 m de diámetro, que se adentrará casi un km en el océano, según detalló Tepco, empresa operadora de la planta, añadiendo que la construcción de este «túnel» comenzará en marzo próximo. Al utilizar este mecanismo, se evitará que el agua vertida regrese hacia la costa, afirmó Akira Ono, director de la filial de Tepco encargada del desmantelamiento de la planta.

El gobierno japonés decidió en abril pasado verter al mar a partir de 2023 estas aguas resultantes de lluvias, origen subterráneo o la inyectada para enfriar los núcleos de los reactores nucleares que se fusionaron tras el catastrófico tsunami registrado el 11 de marzo de 2011. Con esta determinación, Japón terminó con 7 años de debates sobre cómo deshacerse de estas 1,27 millones de toneladas de agua contaminada, almacenada en más de un millar de cisternas en la planta siniestrada, prometiendo que previamente será reciclada, y que se tomarán las medidas adecuadas para evitar que esto afecte al prestigio de la región.