El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, amplió el jueves la obligatoriedad de la vacuna contra el COVID-19 para los 2,1 millones de empleados federales, durante un discurso desde la Casa Blanca, en momentos en que su popularidad ha disminuido. A su vez, se exigirá el mismo requisito a contratistas que trabajen con el Gobierno federal, y presionará a empresas privadas para que hagan lo mismo. En concreto, los de compañías de más de 100 colaboradores deberán presentar test o estar vacunados.

«Una clara minoría de estadounidenses apoyados por una clara minoría de funcionarios de cargos electos impide pasar la página» de la pandemia, mencionó Biden en un discurso televisado en el cual anunció un nuevo plan de vacunación que afectará en total, de acuerdo con él, a unos 100 millones de personas. «Por favor, vacúnense», insistió.

La Casa Blanca adelantó que presentará un plan de «seis puntas». Un punto clave será la vacunación obligatoria para todos los empleados y contratistas federales, dijo a la AFP una fuente familiarizada con la estrategia. Actualmente, los trabajadores del gobierno deben vacunarse o someterse a pruebas periódicas. «El presidente firmó una orden ejecutiva para llevar esas acciones un paso más allá y exigir que todos los trabajadores del poder Ejecutivo federal se vacunen», informó la fuente.

El 53,3% de los estadounidenses ha recibido el esquema completo de vacunación contra el COVID-19, incluidos el 62,4% de los mayores de 12 años, de acuerdo con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades. La estrategia de Biden incluye administrar una tercera dosis de la vacuna para reforzar la inmunidad entre la población.