Este martes las fuerzas de seguridad polacas utilizaron gases lacrimógenos y desplegaron cañones de agua para dispersar a migrantes que les arrojaban piedras mientras intentaban cruzar la frontera, límite oriental de la Unión Europea.

Varios miles de migrantes, principalmente de Oriente Medio, continúan acampando del lado bielorruso. Occidente acusa al Estado bielorruso de haber organizado esta crisis, algo que las autoridades de aquel país desmienten.

«La situación en la frontera polaco-bielorrusa no se resolverá rápidamente. Tenemos que prepararnos para meses, incluso años», mencionó el ministro de Defensa Mariusz Blaszczak a la radio pública polaca PR1 este miércoles.

Los intentos de cruzar la frontera continuaron durante la noche, añadió.

«Desgraciadamente la noche tampoco fue tranquila. Los métodos de ataque a la frontera polaca siguen siendo los mismos. Pequeños grupos de migrantes también intentaron cruzar la frontera en otras partes», informó el ministro.